viernes, 13 de marzo de 2015

Evolución de clarinete



Antepasados del Clarinete:

El clarinete tiene una larga historia a pesar de aparecer a finales del siglo XVII. Sus orígenes se remontan a la antigüedad, encontrando su pista por todo el mundo.

Entre los instrumentos antiguos más importantes que guardan relación con el clarinete podemos citar:   
  • Launedas: Antiguo tipo de clarinete conocido en Egipto y en la antigua Grecia. Posee dos tubos desiguales melódicos y un tercero que hace de bordón.

  •  Machalat: instrumento hebreo compuesto por un depósito de aire y un tubo de caña.
  •  Arghoul, caramillo doble: Conocido en el antiguo Egipto, parecido a la zummara árabe.
  • Zummara: Palabra árabe que significa flauta o clarinete doble, formado por dos tubos paralelos de igual longitud. Fue un instrumento muy popular.


  •  Shakuhachi: Instrumento de caña de bambú, de origen chino y que se tocaba verticalmente.

  • Pigorn, o caldereta galesa: Del siglo XVI, era de forma más o menos cilíndrica, con varios agujeros y una ancha boquilla. Tenía insertada una lengüeta simple en el interior de una cámara. La técnica de producción sonora de este instrumento era un poco más elaborada, ya que la resonancia tenía lugar en el tubo y no en la boca como en las anteriores.
  • Aulos: Nombre griego del caramillo, al que los romanos llamaban Tibia. Estuvo construido primitivamente por medio de cañas, empleando más tarde la madera, el metal y el marfil. Tenía una especie de lengüeta y el número de agujeros oscilaba entre cuatro y quince, según las épocas.


Estos instrumentos se introdujeron en Occidente por medio de los músicos ambulantes, tomando la mayoría diferente nombre según las costumbres y lugar donde se establecen; así en Alemania se llamará Shalmey, en Italia Piffare o Ciaramella, en Francia Chalumeau y en España Tubo de caña.
De estos instrumentos el más perfeccionado es el Chalumeau francés, por su extensión, afinación y belleza sonora.


El Chalumeau francés:

Esta palabra francesa significa en general caña o lengüeta, no concretando la clase ni la forma, pudiéndose referir a simple o a doble. Es un instrumento barroco de madera y con una embocadura capaz de interpretar las notas del registro grave de un clarinete soprano. Actualmente al registro grave del clarinete lo llamamos registro chalumeau.





Denner y la evolución del instrumento:

El Chalumeau francés sirve de base para la creación del nuevo instrumento. Es Denner, nacido en Nurember (1655-1707) quien lo transforma en el clarinete en el año 1690 gracias a sus importantes trabajos y modificaciones.

El Chalumeau tenía una sonoridad increíblemente grave en relación a su pequeño tamaño. Sonaba una octava más grave que la flauta dulce de igual dimensión, y es para enriquecer este registro grave de agudos por lo que Denner lleva a cabo su obra.

Este artesano dedica varios años de investigación para llevar a cabo sus primeras modificaciones. La primera de éstas fue sustituir la lengüeta situada en la cámara sonora y colocarla en un pico o boquilla en contacto con la boca, pudiendo el instrumentista controlar a ésta por primera vez.

Esta mejora permitiría al hijo de Denner poco después, dar a la boquilla del clarinete su forma típica; la lengüeta era larga y su punta casi cuadrada, acoplada a la boquilla por medio de un fino cordel.




Con la finalidad de ampliar el registro del instrumento, Denner perforó un pequeño agujero en la parte superior del tubo, abierto o cerrado a voluntad por medio de una llave o palanca, esperando el mismo resultado que se obtenía en la flauta, o sea, una octava, pero no fue así y obtuvo una doceava. Esta primera llave llamada de doceavo es la innovación más importante realizada en el clarinete, pudiéndose obtener con ella los siguientes sonidos.


La ausencia de sonidos entre los registros hizo a Denner idear otro agujero accionando por medio de una segunda llave. Con esta llave se podía obtener un “LA” más o menos afinado, y con las dos accionadas a la vez resultaba un “SIb”.

El MI natural grave fue un resultado útil de este perfeccionamiento que tenía por fin la obtención del SI natural. Esta invención se realizo en 1740 y fue destinada al quinto dedo de la mano derecha. Algunos atribuyen este perfeccionamiento a Bartholo Fritz (1697-1766) fabricante de instrumentos en Brunswick. Lo más probable es que Fritz cambiara de sitio la tercera llave, situándola en la mano izquierda, quedando libre de esta forma la derecha.

En 1760 apareció un clarinete de cinco llaves cuyo uso se haría muy pronto, generalizado. Estas dos llaves nuevas estaban colocadas en la parte inferior del tubo y daban el FA# y SOL#, así como sus repetidas doceavas DO# y RE#.

Estas dos llaves fueron posibles gracias a Enrique Beer (1744-1811).




Los instrumentistas continuaban añadiendo llaves al clarinete, mejorando así su entonación pero no la facilidad d ejecución. Las ventajas obtenidas no compensan las fugas de aire de los tapones de fieltro, la flojedad de los resortes ni los problemas de la disposición general de las llaves. Es en 1812 cuando Muller presenta su clarinete de trece laves, suponiendo un acontecimiento extraordinario.


Müller y su instrumento:

Nacido en Rusia en 1786, Müller comenzó sus experiencias desde muy temprana edad. A los veinte años, cuando tocaba en la Orquesta de Cámara Imperial de San Petesburgo, ya experimentó nuevos tipos de teclaje.

En 1809 inauguró en un recital un clarinete de estructura nueva, fabricado para él por un artesano vienés llamado Merklein, constituyendo un gran acontecimiento. Este clarinete le sirvió de modelo para una vez perfeccionado presentarlo en el Conservatorio de París en 1812.

El nuevo clarinete estaba compuesto por trece llaves, pero lo más importante era la forma de la que estaban hechas, como estaban dispuestas, tapadas y accionadas.

La disposición de estas llaves era mucho más lógica que todas las que entonces se conocían, facilitando al instrumento tocar todos los tonos con cierta comodidad, ofreciendo también un mejor resultado acústico. Sus agujeros estaban ajustados de forma parecida a la que hoy día tenemos en nuestros clarinetes. Las espátulas eran de forma cóncava y las zapatillas eran de cuero rellenas de lana, de manera que cuando la llave estaba abierta existía suficiente abertura o salida del aire. Otra innovación de Müller fue sustituir el cordón que unía la caña a la boquilla, por una abrazadera de metal. 






Klosé y el sistema Boehm:

De origen francés, Hyacint Klose (1808-1880) fue profesor del conservatorio de París, sucesor de F. Beer (1794-1828) y fundador de la escuela francesa.
En 1842 tiene la idea de acoplar al clarinete el sistema de anillos móviles que T. Boehm había inventado para la flauta y que se conocería después por el sistema Boehm.

Este sistema del que gozaba la flauta consistía en una serie de llaves de anilla, en el que un dedo podía cerrar una anilla cubriendo por completo el agujero y a la vez accionar otra llave que cubriese un agujero distinto a cierta distancia, o sea, tapar varios agujeros con un solo dedo.
Boehm no creía posible que este sistema fuese aplicable al clarinete, fue Klose mediante la ayuda del fabricante de instrumentos L. Buffet quién encontró la forma de acoplar este sistema a nuestro instrumento.

Este clarinete lleva el mismo número de llaves que la mayoría de los que se han utilizado hasta hoy: 17 llaves y 6 anillos permiten a los dedos controlar 24 agujeros. Los trabajos realizados por Müller y otros fabricantes sobre la elevación de las llaves y las zapatillas se aprovecharon ya que se podía tocar sin riesgo de fugas de aire.

El nuevo sistema presenta numerosas ventajas entre las que destaca una mayor facilidad técnica y un mejor resultado acústico.

Oehler y el sistema Alemán:

El clarinete de Müller sirvió de base para que después de unas mejoras, apareciese el que hoy conocemos por el sistema alemán.
Kart Bärman fue quién aportó la primera mejora importante en el instrumento de Müller. Prolongó algunas llaves para que pudieran ser accionadas por distintos dedos y duplicó algunas otras formas que pudiesen ser utilizados por ambas manos.

La evolución seguida por el clarinete de Müller hasta su forma final que existe en la actualidad en Alemania se debe a los trabajos realizados por Oscar Oehler. Este instrumentista modificó la posición y la forma de casi todas las llaves hasta que las adoptó perfectamente a las manos de clarinetista, y mejoró notablemente la acústica del clarinete.

La sonoridad de este sistema Oehler o alemán es oscura y a la vez penetrante, al contrario del francés, que se inclina hacia un timbre más refinado y brillante, siguiendo con el sistema de boquilla más larga y a la vez más estrecha que la francesa, y la lengüeta más corta y gruesa, sujetándola a la boquilla por medio de un cordón.



A continuación podréis ver un vídeo sobre esto:







                   


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